Diseñar una ruta urbana supone realizar un ejercicio de escucha de la ciudad que atiende tanto las huellas que han ido componiendo el paisaje como a las formas de vida que lo componen, que va de lo visible a lo invisible.
Caminar es una forma de pensar la ciudad en la que el cuerpo, el movimiento y el espacio se cruzan, es una manera de hablar con nuestro entorno, de hacerle preguntas y de escribir nuevas historias, practicando otras formas de hacer hablar al paisaje cotidiano.
A lo largo de este taller exploraremos estas cuestiones a través de un ejercicio de prototipado de un recorrido colaborativo, y nos interrogamos sobre las cuestiones materiales y éticas que atraviesan este tipo de propuestas y deben atenderse como gestoras y mediadoras culturales.